Tuve la inmensa suerte de cumplir años el día de la reunión de las Hormigas. Celebrar la vida con mis amigas es un regalo de Dios; sentir su cariño y recibir sus muestras de amistad lo mejor de cumplir tantos años.

La reunión fue en la terraza del apartamento de Silvia, arropada por el verde de la cordillera e iluminada por el sol de una tarde espléndida. La perfecta anfitriona se esmeró en el adorno de la mesa y del obsequio. Un ron con agüita de papelón animó la reunión desde el principio, y calentó los ánimos en la discusión de la novela de (Jorge) Ray Loriga Torrenova (Madrid, 5 de marzo de 1967), titulada Rendición, que fue declarada, entre seiscientos sesenta y cinco manuscritos, como ganadora del Premio Alfaguara 2017, favoreciendo a su autor con la cifra de cien mil euros. El jurado la consideró una “parábola de la sociedad” que juzga la forma en que ésta se desenvuelve en la actualidad; alabó su estructura innovadora y particular, que introduce golpes de humor en un texto apocalíptico y orwelliano. Considera a Ray Loriga como uno de los primeros escritores españoles que se aleja, finalmente, del realismo español. Su novela—corta, de lenguaje llano y muy actual—logra transmitir un mensaje positivo, con un final extraordinario que hace de ella una historia inolvidable.

Ray Loriga tardó tres años en escribir esta novela narrada en primera persona por un personaje masculino, sin nombre y de muy escasa preparación académica quien, con un lenguaje simple, directo, moderno y sencillo nos presenta una distopía que rompe las barreras de la imaginación. Utiliza pocos diálogos y menos adjetivos; sus personajes parecen símbolos y no personas.

Las Hormigas vieron en sus páginas un retrato de lo que es hoy nuestra sociedad que, sin pensarlo mucho, se desnuda y se expone en las redes sociales sin ningún pudor, publica su vida, la de sus hijos y nietos y la muestra a un público despiadado y generalmente hostil. Lo privado pasa a ser de un público que, de tanto ver, no se sorprende con nada y nada le importa, pero se siente con derecho a opinar de todo, con la mayor crueldad. 

Este texto es de Ray Loriga, un hombre que no usa teléfono celular (cuando ganó el premio le exigieron tenerlo, y entonces compró “el más económico y sin cámara”) y no tiene ni timbre en su casa; abre siempre las ventanas para sentir si llegan visitantes. 

El que al leer no sepamos fechas ni lugares, ni tengamos nombres con los que identificar nada, hace universal lo narrado en la historia; que les quitaran todo lo que tenían y lo que eran, lo hace de algún modo nacional. No es agradable leerlo aunque está muy bien escrito; el tema nos atañe y asusta, nos dice cosas sobre el futuro que no queremos oír: la decadencia de lo privado, la pérdida de identidad, la anulación de la personalidad y de las emociones, el drama mundial sobre el agua, la manipulación y control de toda nuestra data personal por grandes consorcios comerciales que nos hace consumir lo que ellos quieran o votar por sus candidatos. 

La ilusión de la ciudad transparente lleva a los personajes del libro a un mundo sin necesidades básicas, sin problemas cotidianos, sin angustias, hasta sin olores, ni buenos ni malos. En ella todo es un producto, incluso las evacuaciones humanas, y nada llama la atención de tanto verlo. Algunos personajes llegan a acostumbrarse; la gran mayoría responde a la droga administrada que hace sentir que todo marcha bien, pero siempre hay alguno que otro que se rebela, que no lo acepta y trata de luchar contra eso o huir hacia su mundo anterior, a lo conocido, pero ésos son colgados a la entrada de la ciudad para que todos los vean y aprendan a ser sumisos, imagen que se ha repetido incesantemente en la historia universal. 

Es fuerte leer este texto escrito por un español cuando se tambalea el mundo liberal, y cuando nuestros coterráneos ven a Europa como la ansiada ciudad transparente a donde muchos quieren emigrar para escapar de nuestro caos, escudriñando antepasados en busca de alguno sefardí o yéndose a la buena de Dios y rogando ser tenidos por refugiados.

Los pasajes postapocalípticos, el miedo a lo que vendrá y a esas terribles predicciones futuras causaron rechazo en muchas Hormigas. La exposición de antivalores, el desmembramiento familiar y de cualquier tipo de fidelidad causó desagrado. Aunque reconocido como bien escrito, muy cuidado en la edición y con la fuerza que da el narrador en primera persona, a pesar de eso y de reconocer que tiene un final sorprendente y creíble y, a pesar de lo trágico, esperanzador, el libro fue calificado por el Hormiguero con seis (6) puntos en la evaluación.

Va a ser difícil olvidar la imagen de la ciudad transparente y a Ray Loriga como buen escritor; asimismo, yo no podré borrar ese cumpleaños lleno de detalles y cariño, con la mejor torta de guanábana del planeta y mis hormigas queridas cantando feliz cumpleaños a mediados de 2019. Va a ser imposible olvidarlo porque ese día nació también el Blog de Las Hormigas (hormigasccs.com), que recuperó, adornó y publicó nuestras andanzas literarias y recuerdos de amistad desde el año 2010, el de nuestra formación, gracias al regalo de mi querido esposo.

Por sugerencia de Silvia, la gran anfitriona de la tarde, se escogió la novela El Simpatizante para leer en agosto. Es del escritor vietnamita Viet Thanh Nguyen, quien fuera ganador del Premio Pulitzer en 2017 a obras literarias de ficción.

NS

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