Historia

Se supone que somos nosotras

 

Torta de la hormiga repostera, Rosa Elena

Sucedió en Caracas, en una tarde de junio del año 2010: un grupo de amigas, antiguas alumnas del colegio Mater Salvatoris, fuimos convocadas a reunirnos. María Teresa Azpúrua nos recibió en su apartamento de bello jardín, pedacito de las faldas de la Silla de Caracas entre flores y chaguaramos. La anfitriona propuso formar un club de lectura y la propuesta fue aceptada de inmediato. Las oportunidades de reunirse y hacer cosas agradables eran cada vez más difíciles con la inestable situación política en Venezuela; un acercamiento a la literatura nos pareció la mejor excusa para compartir buenos ratos con las amigas.

Chicha había llevado unas normas de funcionamiento que había conseguido (ver abajo), y el primer punto decía que debíamos poner nombre al grupo. Mientras merendábamos surgieron diferentes nombres, pero sentimos que ninguno nos representaba con fidelidad. Una bandeja con pasapalos que había quedado olvidada, por unos minutos, en un brocal del jardín, fue invadida por un montón de hormigas; los animalitos se daban banquete con aquellas delicias. Se movían con rapidez y aunque cada una iba a lo suyo, el hormiguero actuaba como unidad. En ese momento surgió el nombre: Las Hormigas; era el perfecto para aquel grupo heterogéneo que buscaría la dulzura de la literatura para alimentarse, sin saber en aquel entonces las delicias en meriendas y algunos almuerzos que íbamos también a devorar.

Comenzamos unas pocas Hormigas: María Teresa Azpúrua, Marisabel Ruan, Graciela y Valentina Sucre, Rosa Elena Larrazábal, Elsa Pineda, Chicha Hardy, María Elvira Madriz, Carolina Ponte, Ana María Zuloaga y Nacha Sucre. (No uso los apellidos de casada porque las conocí así, desde siempre).

El mecanismo era muy sencillo: rotaríamos las reuniones entre las casas de cada una, la anfitriona presentaría el libro del mes y luego cada hormiga expresaría su parecer y le asignaría una puntuación al libro en una escala de 1 a 10. La primera novela fue El sari rojo, de Javier Moro; nunca la olvidaremos. Nos dedicamos siempre a la ficción y, si repasan la lista de lo que hemos leído, notarán que hemos recorrido bastante literatura y otros textos que no lo son tanto.

El Hormiguero ha ido creciendo; muchas amigas que supieron de nuestra idea quisieron participar pero tuvimos que poner un límite, pues las discusiones de los libros se hacían demasiado largas. Hoy somos veintidós—se añadieron Titina Taylor, Silvia Galavís, Carmen Tahío Neri, Elena Ron Pedrique, Antonieta y Margarita Méndez Gimón, Elizabeth Larrazábal, Mirenchu Valdés, María Adela Iribarren, María del Carmen Galdo, María Eugenia Ravard—, y algunas que siguen siendo Hormigas forman parte de la diáspora que ha desmembrado al país, pero estando lejos están muy cerca del corazón del Hormiguero.

En un comienzo nos reuníamos a las tres de la tarde y salíamos a las siete o más, pero el ambiente se fue poniendo peligroso con la delincuencia haciendo de las suyas, y las reuniones se fueron acortando. Somos ahora más eficientes, y siempre hay tiempo para algo más, algún chisme o noticia interesante y la bendita política que aquí da mucho de qué hablar.

Y al principio no hacíamos minutas; comenzaron a ser regulares a partir de noviembre de 2011. Es de resaltar la inmensa ayuda que nos ha dado la pareja de Adrián y Chicha Hardy consiguiendo los títulos en la red; los libros de papel casi han desaparecido del mercado y los que se consiguen valen un Potosí. Es por eso que Adrián fue nominado como el primer bachaco honorario del Hormiguero por ser nuestro hacker y estar pendiente de los nuevos títulos que aparecen. Las Hormigas dependemos de sus artes y le estamos muy agradecidas.

En ocasiones hemos contado con guías o conferencistas: Irene Guinand de McKinstry, Aníbal Romero, María Dolores Ara, Rafael Tomás Caldera, el trío de Laura Febres, Irma Weffer de Fauquié y Rafael Fauquié Bescós, así como el webmaster de este blog, Luis Enrique Alcalá. Sólo dos autores nos han acompañado: Menena Cottin y Francisco Suniaga, este último dos veces.

Hormigas de la resistencia

Muchas cosas han cambiado en estos años, pero hasta en los momentos más inestables nos hemos reunido, hemos leído libros complicados con la cabeza loca por la situación y para reunirnos hemos cruzado la ciudad con disturbios y amenazas de cualquier tipo. Ahora hemos formado grupos para hacer las reuniones—las del norte, las del centro y las del sur—según donde vivan en la ciudad y para distribuir las cargas en la crisis. Tenemos un grupo de Whatsapp que nos acompaña a diario y es uno de los más informados del país. 

En nuestros obsequios se nota que tenemos Hormigas chefs y las mejores amas de casa. Las circunstancias nos han unido y fortalecido. La unión que hemos formado no es común y nos sentimos seguras y orgullosas de pertenecer a este hormiguero literario. NS


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Muy tempranamente, consideramos la siguiente lista de útiles prescripciones que nos trajo Chicha:

  1. Bautizar al grupo. Puede surgir de forma natural, a raíz de un chiste o un comentario. Un nombre se puede transformar en contraseña o en sentido de identidad.
  2. Asistir a las reuniones por sobre todas las cosas. La constancia es indispensable.
  3. Comprometerse con la lectura. No se recomienda llegar con lecturas incompletas.
  4. No tomar el período de debate en vano. No permitir que la relación de amistad entre los integrantes del grupo desvíe la discusión de la lectura hacia otros temas.
  5. No traer más integrantes sin consultar. Los integrantes nuevos enriquecen, pero el exceso de personas puede generar caos.
  6. No llevar las discusiones al plano personal. No olvidar que el objetivo es la lectura.
  7. Respetar los liderazgos naturales. Siempre habrá una voz que guíe sin imponerse. Es bueno mantener estructuras horizontales, pero siempre se debe repartir las responsabilidades.
  8. Establecer una planificación. Los grupos pueden tener muchos intereses. De acuerdo con las inclinaciones, se puede dividir el año en tres bloques cada uno, de cuatro libros de diferente género literario.
  9. Abrir las puertas de tu casa. La idea es rotar entre los integrantes las diferentes casas como sitio de reunión.
  10. La tarde de reunión será la más divertida del mes. La idea es pasarla bien.

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