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Después de los primeros movimientos de tropa, la guerra se desarrolló en frentes de trincheras. Los soldados colocaron kilómetros de alambradas y minas para defender su posición. Permanecieron apretujados en aquellos húmedos y oscuros agujeros, tanto en los ardientes veranos como en los más helados inviernos. La guerra se fue haciendo interminable. Los soldados pasaron largos meses, y hasta años, frente a frente en las trincheras, sin que ninguno de los contendientes ganara un palmo de tierra, a costa de millones de muertes de lado y lado. Se usó, por primera vez en una guerra, gases tóxicos que hicieron morir a los soldados como cucarachas en sus madrigueras. A pesar de la crueldad del momento, el lado humano salió a relucir algunas veces: la noche de Navidad de 1914 se detuvo el conflicto en el frente occidental. Al escuchar villancicos en el lado contrario, ingleses y alemanes se acercaron y compartieron cánticos, cigarrillos, comida y bebida con los enemigos, en tierra de nadie entre trincheras. Fueron amigos durante las horas de licencia espontáneamente acordadas en la noche del 24 de diciembre. Al siguiente día continuaron matándose.
Nacha Sucre – Alicia Eduardo – Una parte de la vida. Fundación Empresas Polar (2009)
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