La autora y su libro

 

La primera reunión del Hormiguero del año 2022 fue en la terraza de María Teresa, a la sombra de una inmensa mata de mango desde donde las guacamayas y loros nos bombardeaban con los manguitos recién nacidos. (Estaban molestos por la algarabía de las Hormigas que competía con la de ellos). Nos reunimos para discutir el larguísimo libro—929 páginas—de Almudena Grandes: El corazón helado (Tusquets 2007) ganador de dos importantes premios: el José Manuel Lara y el del Gremio de Libreros de Madrid.

La autora, quien era diez años menor que nosotras, murió el año pasado dejando una prolífica obra para el recuerdo; seis de sus novelas han sido llevadas al cine. Almudena Grandes (Madrid, 7 de mayo de 1960-Madrid, 27 de noviembre de 2021) fue premiada y reconocida innumerables veces. Era graduada en Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, pero su sueño fue siempre la de ser escritora. Aunque su primer éxito fue una novela erótica—Las edades de Lulú, de la que llegó a vender un millón de ejemplares y ganó el premio de La Sonrisa Vertical (Planeta) en 1989—, se dedicó después, de lleno, al estudio de la historia de España desde finales del siglo XX hasta principios del XXI. En El corazón helado nos da un recorrido por esos terribles años de la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y los de la posguerra—los larguísimos años de la dictadura de Francisco Franco—, hasta llegar a nuestros días.

…los nietos de los otros, de los rebeldes, de los fascistas, de los compañeros de los asesinos de Arucas, podrían contar tal vez otras partes de la misma historia, sucumbir a otra rabia, llorar otras lágrimas, tan parecidas y tan distintas a… las mías.

Relata la historia de dos familias unidas por la traición de un hombre encantador y manipulador: un mago que supo sobrevivir de la mejor manera en las condiciones más adversas, sólo que traicionando y violando todas las normas de la moral para lograrlo y así transformarse en un poderoso, acaudalado y temible hombre de negocios, pilar de la sociedad de la posguerra.

            La guerra revela una cara distinta de los hombres.

Es una historia épica de amor, traición y venganza entre compatriotas emparentados, cuyas consecuencias y resquemores siguieron vivas en las siguientes generaciones. Algunos opinan que es un antecedente de Episodios de una guerra interminable, una secuencia de seis libros de la autora que comenzó con Inés y la alegría (2010) para finalizar con una novela inconclusa: Mariano en el Bidasoa (2021).

La novela está contada por un narrador omnisciente que nos hace profundizar en la psique de los personajes, que nos lleva a observar el hilo de sus pensamientos y sentimientos, que nos permite descubrir las contradicciones de sus almas. Es una metáfora de los sobrevivientes, enfocada desde el punto de vista de quienes perdieron la guerra, de los que lograron sobrevivir, de los que se quedaron en España escondidos o mudos de miedo, de los que fueron confinados en campos de concentración y de los muchísimos “rojos” que lograron huir y emigrar a países cercanos o a Latinoamérica, donde nos ayudaron a hacer patria, fundar universidades y bibliotecas, construir ciudades y levantar generaciones de personas ilustradas.

Este país, como todos ustedes saben sin duda, tuvo una vez una oportunidad… Entonces no se exiliaron sólo los poetas, no crean, se exiliaron también los científicos, los físicos, los biólogos, los médicos, los matemáticos… ¿Y qué? Ha pasado mucho tiempo, me dirán, y tendrán razón, pero todos llevamos aún el polvo de la dictadura en los zapatos, ustedes también, aunque no lo sepan. Más tiempo hace falta para que florezcan los desiertos y, por desgracia para todos, la ciencia no se recupera tan deprisa como la literatura.

Muestra el gran dolor que significa emigrar, la tragedia del exilio que, hoy día, nos toca a los venezolanos. La escritora tiene un objetivo con el tema, no quiere que los españoles olviden, quiere avivar la memoria y mostrar las penas de la derrota y el destierro.

Tenía miedo. Miedo de no pertenecer ya a la ciudad, al país al que seguía perteneciendo su memoria, miedo de no reconocerse en los espejos de su infancia, de su juventud, miedo de haberse adentrado para siempre en el laberinto turbio y sin solución de los ciudadanos provisionales de ninguna parte.

Es una saga de cuatro generaciones que tiene la guerra como marco; historias familiares llenas de odio, rencores y venganzas entre vencedores y vencidos. Pero es también la historia de un amor apasionado, de esos que rompen barreras y viejas alianzas, de los que se presentan de improviso y no pueden esconderse.

La primera vez que lo leí, no lo entendí, como no entendía nada de lo que me ocurría desde que Raquel Fernández Perea pasó por mi vida como pasa la suerte, como pasa la muerte, como pasa el azar que cambia de una vez y para siempre el destino de los seres vivos.

 

Familia Fernández-Perea

 

Familia Carrión-Otero

 

La novela nos revela la existencia de campos de concentración para los españoles derrotados—hecho desconocido por Las Hormigas—, como también de la lucha de la División Azul: el contingente de cuarenta y cinco mil soldados de infantería, españoles voluntarios que se unieron al ejército de Hitler para luchar en contra de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, acompañándolos, había cuarenta y seis mujeres enfermeras.

No quiso creerlo, y sin embargo volvió a escuchar, uno por uno, el silbido de las balas que habían acabado con la vida de los suicidas del puerto de Alicante, los españoles que habían preferido morir a vivir en España cuando comprendieron que el mundo entero los había entregado… Nadie había querido hacer nada por ellos, ni siquiera darles la oportunidad de probar la amargura del exilio, y así los habían convertido en carne de paredón, el botín de guerra más codiciado de los vencedores, a ellos, los últimos leales, los traicionados por todos.

Es un texto enriquecedor pero difícil de leer, que abruma al lector con las repeticiones que llegan a aburrir y parecen menospreciar la inteligencia de quien lo lee. Tiene escenas magistrales, conmovedoras y controversiales que marcan los cambios en la trama y que pueden saltar del pasado al presente en un mismo párrafo. Éstas, vistas desde el hilo de pensamiento del personaje, muestran lo que pensó que debía hacer, lo que hizo y lo que ha debido hacer. La sobreabundancia de personajes con doble nombre y doble apellido, y la abundantísima documentación que se refleja en el texto, complican más la lectura. Su prosa rica, variada y exacta, con diálogos perfectos y pertinentes, nos descubrieron a una gran escritora que no conocíamos. Una maestra de la literatura, tal vez demasiado precisa y minuciosa en el extenso texto al que muchas Hormigas creen que le sobraron más de quinientas páginas.

Esa tarde éramos once, y mis notas sobre las casi mil páginas de la novela son muy cortas. Casi todas tuvimos que obligarnos—el club de lectura es un compromiso—a no abandonar su lectura; dos de las asistentes no la pudieron terminar y otra no la empezó. Todas se quejaron de lo largo del libro, pero hemos leído otros así de extensos sin quejas. Es una literatura difícil, pero el grupo ha evolucionado y eso se refleja en los siete (7) puntos que obtuvo en la evaluación. Eso sí, no queremos volver a leer sobre la historia de España por un buen tiempo, ni que sea desde el punto de vista de los vencidos. Por eso, Titina propuso—para la próxima sesión—Paraíso de la Premio Nobel de Literatura 1993, Tony Morrison. Ojalá la pandemia nos permita retomar el ritmo mensual que teníamos antes del descalabro.

 

 

Fue una tarde mágica, con fotos y videos de los morochos milagrosos de María del Carmen que refuerzan nuestra fe en la oración; tarde para sentir la cercanía de las amigas, merendar delicias preparadas por Las Hormigas, disfrutar de la tarde fresca y soleada de principios de febrero con buena literatura y la mejor compañía.¶

NS

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