Este noviembre del 14 nos reunimos dieciséis Hormigas en casa de María Teresa, estupenda anfitriona que nos deleitó con sus delicias culinarias. En esta ocasión, tuvimos la dicha de recibir a una nueva Hormiga. Estamos todas muy contentas de la participación de María Adela Iribarren de Troconis, quien desde esta primera reunión nos brindó su opinión con mucho tino sobre el libro del mes. Se trató de la ópera prima de Jonas Jonasson: El abuelo que saltó por la ventana y se largó.

Lo primero que se resaltó fue la peculiar vida privada del autor. Tras haber sido periodista fundó su propia productora de televisión. Jonasson podría considerarse entonces un workaholic de manual; su vida privada era inexistente. Tal vez por eso la facturación de su empresa se disparó y llegó a tener hasta cien empleados. Un día, tras dos décadas al máximo ritmo, enfermó y sufrió varias depresiones de cuidado; se dio cuenta de que no era feliz. Entonces decidió vender su empresa; le dieron por ella doce millones de euros, se casó con una mujer que conoció por la red, tuvo un hijo y, luego de divorciarse y luchar largamente por la custodia del niño, se mudó con él a la isla que compró, donde cuida algunos cerdos y gallinas. Allí escribió una novela sobre un abuelo centenario que decide escaparse de su residencia y se ve envuelto en una disparatada trama que recorre el siglo XX; a lo largo de ella se encuentra con varios personajes históricos. Es común que después de grandes depresiones, como las del autor, emerjan procesos creativos.

La novela fue un éxito descomunal y una nueva esperanza y rayo de luz para la literatura en Suecia, donde fue considerado el libro del año y ganó varios premios; ha vendido, hasta hoy, unos ocho millones de ejemplares, ha sido traducido a treinta y cinco idiomas y llevado al cine por Disney. A pesar de eso, en el Hormiguero no fue del todo apreciado; la calificación promedio alcanzó sólo 5 puntos. Las principales críticas se basaron en lo absurdo e inverosímil de la trama, en la ironía y fantasía que pretendían ser cómicas y que a muchas no les hizo la más mínima gracia y el final del libro que, como en otros muchos casos, fue abrupto y descabellado. De todos modos, se trata de un libro sin pretensiones literarias, que comprueba cómo en el mundo actual los lectores prefieren el entretenimiento y la lectura fácil a lo intelectual y profundo. Tiene, en definitiva, un “humor sueco”, absurdo y difícil de percibir por nosotras. ¿Puede un hombre de cien años saltar por una ventana y salir a correr aventuras en pantuflas y sin llevarse ni un remedio?

El protagonista de la novela desagradó a las Hormigas. Calificado como amoral, sin prejuicios, sin ningún tipo de miedo, inteligente y habilidoso pero incapaz de planificar sus andadas, imprudente, decía todo lo que le pasaba por la cabeza; un hombre sin ataduras de ningún tipo, sin preferencias sociales o políticas y sin familia. A pesar de eso, logra salir airoso de situaciones peligrosas y sigue adelante. Para una de nuestras psicólogas es posible que sufriera del Síndrome de Asperger. Se echa en falta alguna figura femenina definida, lo que es innecesario para el personaje que fue castrado en su infancia. El enfoque de Allan—”las cosas son como son o no son” y otras máximas similares que aplica—es genial en medio de su simpleza. Tal vez así se debe abordar las situaciones complicadas: con humor y sencillez, dejarlas pasar que lo que “viene vendrá”.

Claro que para algunas el libro tiene sus cosas buenas: hay un buen trabajo de lo absurdo, es fresco y entretenido, ocurrente, bien hilado y divertido, con gracia para desarrollar la trama que contiene una buena crítica a la política del mundo en general y a la sociedad actual, la que desecha a sus viejos en instituciones. En sus páginas, hace un recorrido satírico por veinte años de la historia del siglo XX, y su personaje, con sus ocurrencias y habilidades, la modifica.

Suecia, un país extra desarrollado pero con un altísimo índice de suicidios, se ha visto invadido por inmigraciones del Tercer Mundo y por la proliferación en su territorio de mafias rusas de altísima peligrosidad, que han incrementado la violencia más cruel. Ésta circunstancia puede cambiar las estadísticas y bajar el índice de personas que se quitan la vida. Todo tiene su lado bueno.

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Está claro para muchas Hormigas que necesitamos despertar de nuevo el interés, pues consideran que estamos aflojando. Debemos leer buena literatura, buscar libros que nos hagan crecer y aumentar nuestros conocimientos. También, traer invitados que perciban enfoques novedosos sobre lo leído y nos den otras perspectivas.

Éstos son los próximos libros:

Diciembre: El Gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald

Enero: Un ángel impuro, de Henning Mankell

Febrero: Cuadernos de Viaje, reflejos de una época, de Irene McKinstry, con la participación de la autora como invitada.

Marzo: Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós.

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