Tomado de

Arturo Pérez-Reverte: “De tanto mirar a las mujeres, sobre todo de joven, descubrí su superioridad”

 

En la guerra y en los conflictos los hombres siempre son los protagonistas, pero las mujeres también jugamos un papel importante y usted lo refleja siempre en sus novelas.
Es que estoy convencido de que si el varón cambia con la guerra, con la vida, con la violencia, también cambia con las mujeres. Cuando un hombre se acerca a una mujer y la mira de verdad, se queda fascinado y a veces aterrado. No hay nada más peligroso que una mujer herida o dispuesta a pelear por lo que cree u odia. Las mujeres son más valientes, más inteligentes, más decididas. Cuando toman una decisión, su consecuencia es asombrosamente coherente. Tengo una teoría: la mujer ha pasado tantos siglos callada y observando, mientras el hombre salía a cazar mamuts, a hacer la guerra o al fútbol, y ellas en casa pariendo hijos para la guerra, siendo motín del vencedor o moneda de cambio, que ha ido adquiriendo unos conocimientos sobre el hombre y la vida de los que el hombre carece. Lo llevan en su código genético. Yo he aprendido más de las mujeres que de los hombres. Y de tanto mirarlas, sobre todo cuando uno es joven, descubrí su superioridad intelectual y moral. No hay más que comparar a un niño y a una niña de la misma edad para darse cuenta. Por eso en mis novelas siempre hay mujeres fuertes, listas y valientes.

 

En Revolución hay tres ejemplares magníficos. Sin hacer spoiler, ¿quiénes son?                    Maclovia Ángeles, analfabeta, guerrillera que va con la revolución, una mula de carga, infeliz, que sigue a su hombre hasta que le matan y acaba con otro porque alguien tiene que protegerla; lúcida, con coraje y resignación, valiente, dura, útil. Luego está Yurem Laredo, con la astucia y los egoísmos e intereses de la clase alta. Para ella el mundo está a su servicio. La belleza unida al dinero crea este tipo de personaje. Y una tercera protagonista es la periodista americana Diana Palmer, inspirada en una mujer real, que viaja, lee, vive. Esa mujer no me la invento. En aquella época había varias mujeres que viajaban y trabajaban como periodistas, como Nellie Bly, que dio la vuelta al mundo como muchas hicieron como corresponsales de la Primera Guerra Mundial. Estas tres mujeres representan tres vías de acceso a la lucidez para el protagonista, Martín Garret.

 

Y usted que dice haber aprendido tanto de las mujeres, ¿ha sabido conservar a lo largo de su vida a sus grandes amores?
A ese tipo de preguntas no contesto. Ni lo he hecho ni lo haré. (Off the record sí responde, no sin antes recordarme que nunca en la vida se ha dejado fotografiar acompañado). ¶

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