Leonor fue una hormiga hasta la tumba

 

Eleanor o Leonor de Aquitania (1122-1204) es un personaje sorprendente del siglo XII. En plena Edad Media, esta muchacha de inteligencia superior fue educada por su padre para reinar. Él le insistía: “Actúa como un león, arremete como un águila y ejecuta como escorpión”. Aprendió a gobernar a su lado y administrar un gran reino, una corte de trovadores y artistas de pensamiento libre: Aquitania, un país entre aguas que Leonor heredó a los ocho años, después de la muerte de su único hermano y de su padre.

El agua hacía fértiles nuestros campos, el Loira y el Garona que fecundaban nuestras cosechas como dioses promiscuos esparciendo su semen aquí y allá.

El extenso y floreciente ducado producía alimentos suficientes, vinos de Borgoña, sal, el oro en polvo de sus extensas salinas y la apreciada grasa de ballenas que desembarcaba en las costas vasco-francesas. Ella era no solamente un buen partido para cualquier rey, sino que fue preparada por su padre para ser dueña de su destino, una sobreviviente. Las tres eses que eran lema de su familia—Sólo sé subir—la impulsaron en su vida de logros y aventuras y, más tarde, en su afán de conocer quién y porqué habían matado a su padre. Aprendió a amar a su pueblo y a defender su territorio desde que era una niña. Llegó a ser una gran política; siempre defendió los intereses de sus súbditos, aumentando y conservando bajo su puño sus territorios y riquezas.

Con la niñez de Leonor, y mostrando datos duros de una profunda investigación sobre la época y el personaje, comienza el texto de Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, Álava, 20 de agosto de 1972). Es ganadora del Premio Planeta 2020 con esta novela histórica, que utiliza trucos de novela policial y técnicas literarias innovadoras, mientras relata la primera parte de la vida de esta asombrosa feminista del siglo XII que era instruida, leía y escribía, hablaba cuatro idiomas y amaba la cultura y los buenos modales. Ella fue mecenas de trovadores y artistas y promovió el embellecimiento de París. Una mujer siempre hermosa, muy alta, con una larga cabellera de la que estaba orgullosa y que se preocupaba por estar siempre aseada y bien trajeada como parte de su propia fortaleza. Vivió en una época en la que proliferaban las traiciones, las torturas, los venenos y brebajes mágicos.

Todo puede matar: agua, trigo, tierra… en la cantidad adecuada cualquier elemento es arma.

Tuvo grandes amores, pero otros muchos la odiaron y temieron. Su vida corrió peligro muchas veces, pero disponía de un poder de resiliencia que la mantuvo con vida y fuerte en sus convicciones por muchos años.

Sola llegué y sola me iré, sola recorrí el sendero y sola espero mirar a los ojos del barquero.

La novela está estructurada en cuatro partes y combina cuatro voces narrativas: la de la propia Leonor, que es la que más se repite, la de Luis VII de Francia, su esposo, la de un narrador omnisciente en los capítulos protagonizados por el Niño, y ocasionalmente la de su tío y amante, Raimundo, el hermano de su padre. El cambio de puntos de vista le imprime buen ritmo. Está muy bien documentada, ofrece detalles de costumbres, comidas y hasta vocablos de esa época lejana. No parece que la autora se haya tomado demasiadas licencias, sino que más bien sostiene su relato en sólidos hallazgos de los historiadores. Otras veces, ha rellenado huecos que se desconoce o puede que haya retocado fechas y acontecimientos. De algún modo da igual, pues el relato funciona y la trama avanza; aunque a veces sintamos que queda inconcluso, tal vez por demasiada información, se trata de una historia llena de pasión, venganzas, asesinatos, supersticiones, intrigas y conquistas del poder que obtuvo siete (7) puntos sobre diez en la evaluación del Hormiguero.

Eva García Sáenz de Urturi

La autora compone un más que digno ganador del Premio Planeta, sobre todo evocador, rico en imágenes y metáforas llenas de fuerza. Por si fuera poco, logra intrigar al lector hasta el final y sorprende con los constantes giros de la historia. Como falta mucha vida que contar de esta extraordinaria y longeva mujer, quien llegó a vivir ochenta y dos años en una época en la que el promedio de vida era de cuarenta, sus lectores estamos esperando la segunda parte de la historia: ésa que narra su matrimonio con el Rey de Inglaterra, su prisión de quince años y su vuelta al mundo para seguir haciendo historia.

¿Quién fue la esposa de dos reyes, uno de Francia y el otro de Inglaterra?

¿Madre de dos monarcas de esta última nación, de una reina de Castilla y otra de Sicilia?

¿Abuela de gran número de monarcas que gobernaron en Europa, de un emperador y bisabuela de dos santos?

¿Quién fue bella y escandalosa, ambiciosa e intrigante?

¿Quién rebeló a sus propios hijos contra su padre?

¿Quién fue mecenas de poetas y músicos?

           ¿Quién sostuvo una corte que era imán de trovadores?

¿Quién enseñó a los nobles el comportamiento cortesano?

¿Quién participó cuando joven en la Segunda Cruzada y a los ochenta años cruzó los Pirineos a lomos de caballo?

Sólo hay un nombre por respuesta: Leonor de Aquitania, quien fuera reina de Francia e Inglaterra.

Viendo las fotos del matrimonio de Carmen Tahío

La reunión de Las Hormigas fue en la hermosa terraza de Silvia, cerquita del cerro que está crespo y verde oscuro por las lluvias de mayo. El reunirnos físicamente, y no por la red, se ha convertido en un gran acontecimiento; tratamos de mantener las normas, aunque hay ya bastantes hormigas vacunadas, pero la emoción de vernos encoge la distancia social y más cuando se trataba de ver las fotos del matrimonio de Carmen Tahío y de brindar por nuestra salud y la de todas las Hormigas regadas por el mundo. Seguimos más cercanas que nunca; nos une nuestro amor por la literatura y la amistad que se ha ido fortaleciendo con el tiempo. (Para el próximo mes vamos a leer Volver la vista atrás, del colombiano Juan Gabriel Vázquez). NS

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