“Tal como han ido las cosas, debe estar revolviéndose en su tumba”, sin aceptar del todo que nadie levanta la cabeza nunca ni se revuelve en su tumba ni se entera de lo que pasa en cuanto expira. Es como pensar que a quien aún no ha nacido le pudiera importar lo que sucede en el mundo más o menos. A quien todavía no existe le es todo tan indiferente, por fuerza, como al que ya se ha muerto. Ninguno de los dos es nada, ninguno posee conciencia, el primero no puede ni presentir su vida, el segundo no está capacitado para recordarla, como si no la hubiera tenido. Están en el mismo plano, es decir, no están ni saben, aunque nos cueste admitirlo, qué me importaría a mí lo que ocurriese una vez me hubiera ido. Sólo me cuenta lo que ahora veo y preveo…
Javier Marías – Los enamoramientos
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Fragmento del discurso de incorporación de Javier Marías a la Real Academia Española
La pandemia del siglo se ha llevado hoy, 11 de septiembre de 2022, a Javier Marías. Ha muerto uno de los escritores más queridos del Hormiguero. Nuestro club de lectura se siente triste con la partida del escribidor de historias profundas, sorprendentes y perfectas que nos acompañó varias veces en nuestro recorrido como lectoras.
Tenía setenta años, contemporáneo de las Hormigas. Se demuestra, otra vez, que la vida es un ratico. En su caso, supo aprovecharla y dejar como legado sus letras: abundantes, significativas, extremadamente cuidadas y corregidas. Fue uno de los escritores más representativos de nuestra época, miembro de número de la Real Academia Española a quien se asignara el Sillón R. Algunas de sus obras han sido llevadas al cine y sus libros fueron traducidos, hasta ahora, a cuarenta idiomas y publicados en cincuenta países. Además de sus novelas escribió cuentos, literatura infantil, ensayos, tradujo grandes autores e inundó la prensa española y latinoamericana con sus artículos.
…uno es más verdadero y más sincero en la ficción que en los artículos de prensa. En estos últimos uno intenta “ayudar”, no ser demasiado pesimista, no desalentar en exceso al lector de prensa, es decir, uno es en ellos un ciudadano que se dirige a sus conciudadanos, con cierta responsabilidad. En las novelas el ciudadano no entra ni sale, no es uno quien habla con su propio nombre, y en ellas se puede permitir mostrar las cosas tal como verdaderamente cree que son, o decirlas a través de las reflexiones del narrador o de los personajes.
Ganó innumerables premios por su pluma; bueno, por su máquina de escribir, pues tipeaba a máquina, corregía a lápiz y volvía a tipear todos sus escritos; increíble sistema para un escritor tan prolífero en este siglo de computadoras.
Hace veinte años era impensable que llegara un día con miles de cámaras en calles, tiendas y supermercados… No tengo móvil, no tengo ordenador, no uso e-mails… tomo mis medidas. Pero lo más atroz es que la gente parece aceptar con tranquilidad esa vigilancia por esa cosa maldita de la seguridad. El otro día escuché a una monja que decía que le parecía muy bien esa nueva máquina que te desnuda en los aeropuertos… ¡en fin!
Hijo de “rojos” y criado en el exilio *, en los Estados Unidos, tiene el perfecto manejo de los dos idiomas y mucho de esa frialdad sajona para describir los acontecimientos, acompañada de la fuerza de la pasión española.
…siempre me han acusado de extranjerizante, me hace gracia llevar a Shakespeare en la solapa, aunque, claro, Shakespeare ya no es extranjero en ningún lugar. (…) Shakespeare… me invita a escribir. Es tan misterioso a menudo, dejó tantas cosas sugeridas e inexploradas, abrió tantas bocacalles por las que no llegó a adentrarse, que por eso me resulta ‘fértil’ y un acicate. Lejos de disuadirme, me incita a escribir.
Y sintió a su patria como la sentimos muchos, y le dolía y defendía.
Uno de los momentos más temibles en la historia de cualquier país se produce cuando a la gente empiezan a parecerle aceptables o incluso normales medidas o leyes que son completamente anómalas y de todo punto inaceptables. Suelen aparecer poco a poco, luego se van acelerando. Las primeras nunca resultan muy graves—aunque sean injustas, arbitrarias y sin sentido—, y por eso casi nadie se rebela. Pero cuesta creer que a estas alturas no sepamos que después de esas primeras vendrán otras peores, y que por eso hay que denunciar aquéllas, por inocuas que parezcan, y no consentirlas…
Dijo estar seguro de que la historia era cíclica y las cosas cambiarían: “Pero según uno va cumpliendo años se comienza a preguntar si llegará a ver ese cambio…, yo, sinceramente, creo que no llegaré a contemplarlo”.
Descanse en paz. NS
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* El padre de Javier fue el filósofo Julián Marías, autor de una Historia de la filosofía a sus veintiséis años. Estuvo del lado republicano durante la Guerra Civil Española.
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Extrañaremos a Javier Marías, escritor de mis favoritos desde sus primeros libros. Amé sus novelas y sus artículos. QEPD, grande de las letras.
Nachita: ¡fabuloso homenaje a este increíble escritor que tanto ha dado al grupo con su lectura y al mundo de las letras! Te felicito una vez más por escribirlo, y por incluir párrafos tan precisos de su obra. ¡Chapeau!