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Maria Popova es una incansable trabajadora cultural que alimenta todas las semanas el extraordinario blog brainpickings. (Es posible obtener una suscripción gratuita a sus correos, que avisan del material nuevo). Ayer propuso, como actividad propicia al aislamiento pandémico que viene comentando y nutriendo, saborear y pensar la “Oda al silencio” de Pablo Neruda, a la que el poeta pusiera como título A callarse. En esa entrada incluyó un audio de Sylvia Boorstein leyendo los versos traducidos al inglés. Acá están en el castellano original:

Ahora contaremos doce

y nos quedamos todos quietos.

Por una vez sobre la tierra

no hablemos en ningún idioma,

por un segundo detengámonos,

no movamos tanto los brazos.

Sería un minuto fragante,

sin prisa, sin locomotoras,

todos estaríamos juntos

en una inquietud instantánea.

Los pescadores del mar frío

no harían daño a las ballenas

y el trabajador de la sal

miraría sus manos rotas.

Los que preparan guerras verdes,

guerras de gas, guerras de fuego,

victorias sin sobrevivientes,

se pondrían un traje puro

y andarían con sus hermanos

por la sombra, sin hacer nada.

No se confunda lo que quiero

con la inacción definitiva:

la vida es sólo lo que se hace,

no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unánimes

moviendo tanto nuestras vidas,

tal vez no hacer nada una vez,

tal vez un gran silencio pueda

interrumpir esta tristeza,

este no entendernos jamás

y amenazarnos con la muerte,

tal vez la tierra nos enseñe

cuando todo parece muerto

y luego todo estaba vivo.

Ahora contaré hasta doce

y tú te callas y me voy.

 

Neruda retomó el tema del silencio en otro poema—Pido silencio—que se publicara en Estravagario. El propio poeta, Premio Nobel de Literatura (1971), lo lee a continuación:

 

Callemos un poco.¶

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